Actualmente contamos en el mercado con un amplio portfolio de puertas de garaje. Con diferentes mecanismos de apertura, colores, formas y materiales, cubren las necesidades de cada cliente. Aunque han surgido muchos nuevos materiales, las puertas metálicas están presentes en numerosos garajes. Por eso, hoy en Martín Vecino hablamos de cómo limpiar una puerta de garaje metálica para mantenerlas impecables.

Beneficios de limpiar una puerta de garaje metálica

Limpiar las puertas de garaje con frecuencia aporta diferentes beneficios.

Por un lado, mantiene la estética de la puerta como el primer día, ayudando a conservar el aspecto que nos animó a elegirla.

Por otro lado, permite identificar posibles deterioros existentes, facilitando el arreglo o reemplazo de los mismos, para un funcionamiento óptimo de la puerta. Esto evita costosas reparaciones de averías que se podrían haber detectado con bastante antelación.

Cómo limpiar las puertas de garaje de metal

Dicho esto, veamos cuáles son los puntos importantes a tener en cuenta a la hora de limpiar una puerta de garaje metálica.

Primeramente es necesario eliminar las hojas y suciedad que se acumule a los pies de la puerta de garaje. En tiempos de nevadas, también es fundamental retirar la posible sal acumulada, ya que puede ser corrosiva.

Después, retiraremos el polvo y las partículas que puedan estar adheridas a la puerta. Bastará con utilizar una bayeta de las que no dejan pelusas ni residuos para comenzar.

Otro truco muy eficaz es utilizar un soplador a potencia suave, que además ayudará a eliminar el polvo acumulado en los recovecos.

A continuación, toca lavar la puerta. Para ello, es necesario evitar productos corrosivos y herramientas que puedan rayar o dañar la superficie de la puerta.

Una manera sencilla de hacerlo es utilizando una bayeta o paño limpio, embebido en agua jabonosa. El jabón utilizado ha de ser neutro, para que no dañe la puerta. En caso de que existan manchas persistentes sobre la superficie, siempre es conveniente informarse de cómo retirarlas sin estropear el metal.

Cuando la puerta esté limpia, debe aclararse con agua limpia y un trapito suave. También son ideales las esponjas especiales de limpieza.

Finalmente, cuando se haya eliminado todo el jabón, secaremos la puerta con un paño seco y limpio, de los que no dejan pelusas.

En caso de tratarse de puertas que se pueden oxidar, es recomendable realizar un mantenimiento anti-óxido, con la frecuencia indicada por el fabricante de la puerta.