¿Cuál es el origen de las puertas automáticas?

Las puertas automáticas son un elemento al que estamos muy acostumbrados en nuestra rutina diaria. Sin embargo, no todo el mundo sabe cuál es el origen de las puertas automáticas. Os lo contamos en Martín Vecino.

Puertas automáticas: un invento con solera

Es posible que nunca te hayas parado a reflexionar sobre el origen de las puertas automáticas. Aunque, en principio, podría parecer un invento reciente, la realidad es que es un concepto con siglos de antigüedad.

Estamos hablando, nada más y nada menos, de remontarnos al siglo I d.C. Por aquel entonces no existía la electricidad, por lo que el ingenio era la mejor arma para combatir los problemas diarios.

En aquella época, el matemático e ingeniero Herón de Alejandría estudió y encontró la manera de abrir las puertas de los templos a la llegada de los fieles, sin necesidad de utilizar la fuerza humana.

El mecanismo consistía en un sistema de poleas que se accionaban gracias al vapor producido al hervir agua. Aunque mucho más lento que los sistemas actuales, cumplía su cometido a la perfección. Se estima que desde que encendía el fuego hasta que se abrían las puertas transcurrían unas dos horas.

Su idea era implementar el sistema tanto en templos como en las puertas de entrada a la ciudad. A pesar de ser un invento práctico, no se extendió demasiado. Por tanto, los métodos manuales continuaron siendo los más habituales.

Siguientes pasos en la historia de las puertas automáticas

Desde el origen de las puertas automáticas hasta los siguientes pasos transcurrió mucho tiempo.

Todo empezó a cambiar con la llegada de la electricidad y sus diferentes aplicaciones. Entre ellas, en los años 20 del siglo pasado, la empresa Overhead Door Corporation diseñó la primera puerta de garaje ascendente automática.

En los años 30, los ingenieros Raymond & Roby de la empresa Stanley Works, inventaron un dispositivo que activaba automáticamente la apertura de una puerta en el Restaurante Wilcox Pier en la localidad estadounidense de West Haven.

Gracias a este sistema, los camareros podían llevar sus comandas sin necesidad de tener una mano libre para abrir y cerrar las puertas a su paso.

Finalmente, ya en los 50 vio la luz la primera puerta corredera automática, gracias a un interruptor que se accionaba con el peso de una persona.

A partir de entonces, las mejoras se fueron sucediendo hasta llegar a lo que tenemos actualmente. Sin duda, los avances tecnológicos harán que sigamos evolucionando y mejorando los sistemas.

En Martín Vecino seguimos trabajando para que el sector de las puertas automáticas continúe avanzando, logrando un mundo más cómodo y accesible.